miércoles, 22 de julio de 2009

Como bonobos

“Cuando nos peleamos él quiere tener sexo y yo no... ¿¡es que sólo me quiere por mi cuerpo!? ¡Me dan ganas de morderle!”. Sin duda Adriana está muy mosca con su pareja, dado la cantidad de insultos hacia su chico que trae su mail, irreproducibles por decoro.
Al grano. Lo más fácil sería decirle a Adriana que los hombres son ‘asín’: superficiales, insensibles a nuestros sentimientos ultrafemeninos que jamás entenderán, narcisos de profesión y egoístas por un don genético. No Adriana, amiga mía, la salida fácil nunca es la acertada. Si profundizamos en la conducta de Carlos, veremos que su fijación por recurrir al sexo cada vez que se eleva el tono de vuestras discusiones tiene más de un quid. Uno de ellos tendría por respuesta que al novio de nuestra frustrada lectora la violencia le sube la líbido. “Si le pido que se desespatarre del sofá para fregar, porque le toca, me replica con un descaro alucinante, como buscándome”. Esto podría ser una clara evidencia: a Carlos le excita verte enfadada, lanzando los brazos al aire, profiriendo amenazas (se te da muy bien) y con los pelos por la cara de pura rabia. Sólo te debe faltar el cuero, chica. En este caso, mi recomendación es que te compres el disfraz de Catwoman y sometas a Carlos con unos azotes medidos (no queremos que nadie salga herido), y unas palabras guarrillas con voz de locutora nocturna, por ejemplo: “frota, frota más duro o te zurro en el culete”. Estamos en horario infantil, pero ya sabes a qué me refiero. Verás como hace lo que le pidas.
Ahora bien, si esto no funciona, es que no estás atenta a los reportajes de La Dos. Seguramente a Carlos le guste sellar el intercambio de insultos como los bonobos, que saldan sus diferencias con unos besitos y un quiqui rapidiño, incluso lo practican como mero saludo. Esperemos que este último proceder no sea el de Carlos. Y si no es ni un ni otra cosa, entonces es que te quiere sólo para... eso.

Imagen: www.flickr.com

Cartas: sexoalsol@hotmail.com

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