jueves, 13 de agosto de 2009

Desnudez, divino tesoro

“No me mires, no me mires, no me no me no me mires...”. Parece pensada para Marisol, una chica a la que realmente no le gusta que la miren, y que incluso puede que sea fan de Mecano. Nos lo explica su chico, José Juan: “Mi novia y yo llevamos tres años saliendo y dos manteniendo relaciones sexuales. Soy una persona muy paciente, así que como la quiero mucho esperé un año sin presionarla hasta que por fin pude recorrer ese cuerpo que tanto añoraba. La primera vez ella me pidió que lo hiciéramos con la luz apagada (incluso puso una toalla en el bajo de la puerta para que no entrara ni un micro-rayo de luz). La segunda también se lo dejé pasar. Y la tercera, y así hasta el día de hoy. Ella dice que es porque está gorda, pero para mí su figura es perfecta. Está muy acomplejada. Le he insistido una y mil veces que a mí no me importa, que sólo con pensar en su cuerpo me pongo tontorrón... ni por esas. Me gustaría algún consejo (o milagro) para lograr algún día poder ver sus ojos mientras hacemos el amor”.
Seguramente tu chica tuvo que lidiar en colegio e instituto con michelines y burlas. Eso marca mucho. Pero el problema no es la gordura, sino su enorme inseguridad. Terapia: pide a tu novia que confíe en ti al cien por cien y prepárale una cena muy especial: a ojos vendados. Le irás haciendo probar texturas, olores, sabores. Cuando acabéis, en una habitación sin espejos y con luz, la desnudas, con caricias, mordisquitos, esas cosas y, muy importante, con la balada ‘Desnuda’, de Ricardo Arjona: “No es ninguna aberración sexual / pero me gusta verte andar en cueros [...] / creo que tu desnudez / es tu mejor lencería / por eso me gustas tal y como eres / Incluso ese par de libras de más / si te viese tu jefe desnuda y detrás / no dudaría en promover tu cintura”. A ver qué pasa.



No hay comentarios: