
Según las encuestas a los españoles les pone el verano por la escasez de ropa, una mayor exhibición y tanta cremita que aplicar. Sin embargo, estoy segura que esa otra realidad, la que nos ha relatado Margarita en su correo, es más habitual de lo que confesamos. Pero se oculta por no llevar la contraria al rebaño.
Tranquila, amiga, que hay muchas maneras de acabar con esa inactividad libidinosa. Una bien conocida es el masaje del pingüino: pon a tu marido en posición horizontal y boca abajo, en un lugar cómodo, sobre una toalla y con música tipo Coralie Clement. Con un ventilador a cierta distancia, coge unos cubitos de hielo y uno a uno haz que se derritan en su espalda. Al mismo tiempo puedes derretirte alguno en recorrido cara-cuello-pechos. Dale la vuelta a tu pareja y a seguir vuestra propia ruta.
Luego está la dieta del sexo, con alimentos frescos y afrodisíacos. Monta una cena sin velas donde abunden alcachofas, espárragos y zanahorias, así como bananas, aguacate, zumo de guaraná, chocolate. Nada de alcohol y una zafilla con agua fría donde meter los pies mientras cenáis. Es infalible. Y el baño a primera hora, con menos público y poco sol. Ideal.
Imagen: www.flickr.com
Cartas: sexoalsol@hotmail.com
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