
Después sospeché que se había agobiado creyendo que tenía que portarse como un campeón cada noche. Tras cuatro meses y un sólo quiqui, ya me puse yo mosca. Como que me evitaba. Mucho jueguecito de palmadas en el culo y pellizco en el pezoncete, pero ya. Con una vez cada tres semanas creía que me tenía satisfecha. Malditos prototipos. Tener hijos no mejoró la situación. Me he auto complacido durante años. Compré mis jugueticos, y sólo gracias a ellos evito la atrofia vaginal y clitoriana. Cansada de esta situación, hace siete meses que le soy infiel a mi marido. Mi amante, el hombre de Correos, no me satisface demasiado, pero me pongo gravísima cada vez que lo veo... y no lo puedo evitar. ¿Es que el anillo de casada anula mis poderes sexuales o qué?
Amiga Noemí, es una pena que tu marido dejara su creatividad en el altar. Se trata de un error muy común. Puede que el cartero no te satisfaga una vez enfaenados por un pequeño sentimiento de culpabilidad o, sencillamente, porque no todos los funcionarios del sello cumplen con el mito. Te diría de probar con un fontanero, pues suelen estar muy en forma (elige bien), pero mejor prueba primero una terapia sexual con tu marido, el despertar de la bestia podría sorprenderte.
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