lunes, 24 de agosto de 2009

Insumisión

Lo maravilloso del cuerpo humano es que no nos deja de sorprender por muchos años que tengamos, sea cual sea nuestra experiencia acumulada. El almacén de Richi está aún por llenar, pero lo que le acaba de suceder será un importante precedente para su futura vida sexual. Tanto las buenas como las malas experiencias marcan nuestro futuro inmediato, trataremos de que para nuestro amigo la marca le valga no para establecer un récord (aunque podría) sino para enseñarle a controlar sus órganos, fundamental para una vida social lo más normal posible. “Blanca es un municipio pequeño, así que cuando te sucede lo que a mí... la pólvora queda lenta para la velocidad a la que vuelan ciertas noticias. Tengo dieciséis años, mi padre es bombero y mi madre monitora de Aeorobox”, digamos que no tiene un gramo de grasa mal invertido. “Me gusta mi vecina desde siempre. Se llama Begoña, tiene la misma edad que yo y es muy bonita. El fin de semana pasado sus padres se fueron de cena, así que me escapé a su casa a jugar a la Play. No duramos ni dos minutos. Al principio estábamos muy cortados, pero empezamos a acariciarnos y todo fue como si lo lleváramos haciendo desde los catorce”. No olvidemos que hoy muchos menores se inician precozmente. Vamos al grano: “Cuando volví a mi casa aún estaba empalmado. Me metí al cuarto de baño, me eché agua fría... y nada. No cené. Por la mañana me levanté tieso. Tras el desayuno parece que me relajé, pero empecé a pensar en Begoña, y otra vez. Llevo encerrado hasta el día de hoy (por ayer). El vecindario bulle de rumores y mi madre está empeñada en llevarme a desintoxicación. Mi padre no dice nada, sólo sonríe y me guiña el ojo (parece que es el único que se entera de lo que pasa). ¿Me quedaré así para siempre?”. Relájate, Richi. Sólo te falta algo de autocontrol. Seguro que tu padre podrá ayudarte, no te cortes.

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