Existen cualidades sexuales tan difíciles de encontrar como las trufas campestres, de manera que su búsqueda se convierte en un verdadero viaje al fondo entre las piernas. El sexo-dólar que nos ocupa es conocido entre el común como el multiorgasmo, y también entre el común de los mortales se ha creado la leyenda de que esto es cosa única y exclusivamente de vaginas. Nada más lejos de la realidad, chicos.
Previamente a entrar en el trapo, he de aclararle a nuestro amigo José Francisco que lo que él describe en el correo que envía a esta sección no es un multiorgasmo, más bien lo calificaría yo como un fenómeno multiespasmódico: “Mi novia es muy buena en la cama, me lo hace pasar de miedo… salvo en el momento en que se corre, ya que como es multiorgásmica el cuerpo le da unas sacudidas imparables con unos cabezazos que ni la niña de ‘El exorcista’. De hecho, la primera vez que lo hicimos se le olvidó comentármelo, impactó en mi hombro y me lo dislocó”. Amigo José Francisco, al hablar de multiorgasmos no queremos decir que la persona que los experimenta lo haga todos a la vez. En el caso de tu novia, lo que le sucede es que al llegar al orgasmo lo hace con un nivel de excitación máximo, provocándole unas convulsiones tremendas. No es ni grave, ni raro ni preocupante. Sólo cabe un consejo: apártate.
De manera que nada de varios orgasmos juntos, todos a la vez, ¡venga! No. Los multiorgasmos, que puede experimentar cualquier mujer y muchos hombres, aunque con mayor dificultad, es un fenómeno nada paranormal que consiste en tener un orgasmo detrás de otro, seguidos pero no revueltos, sucesivos pero no sincronizados. La clave está en el periodo refractorio, el espacio que transcurre entre un orgasmo y otro, que entre las mujeres es mucho más corto. Para lograrlo no hay que dejar de estimular la zona en cuestión, para que no se enfríe, recuperar y volver a empezar las veces que se pueda, hasta que el cuerpo o los vecinos aguanten. Todo es cuestión de entrenamiento. Basta con practicar, sólo o acompañado, para medir la intensidad de la tonificación que precisamos y el ratico que nos hace falta para tomar aire y ¡a disfrutar!
Publicado en La Opinión de Murcia 19 julio 2011
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