Semen, una historia sospechosa (2)

Extraordinarias propiedades antibióticas, tan rotundas como las de la penicilina, han sido descubiertas por el Instituto Max Planck de Alemania respecto del semen. Pero las propiedades curativas de la unión entre líquido seminal y puñado de espermatozoides van más allá, pues en las universidades malayas de Kinushao y Melandoe, al parecer, han frotado la lámpara de Aladino para terminar confirmando que el semen es capaz de terminar con la halitosis. No es broma ni mito. Qué grande es la ciencia y cuánto nos queda por descubrir. Podríamos decir que el futuro nos depara enormes granjas en las que en lugar de ordeñar vacas se extraerá la leche de los varones que así se dejen hacer, además de contar con vacunas seminales.

Hechos como estos han convencido a Josefina de que el semen que se pone todos los días en la cara (con permiso de su pareja), es el Santo Grial gracias al que nos vamos a salvar, junto con las cucarachas, en la segunda guerra nuclear mundial. “El semen tiene una gran cantidad de proteínas, glucosa y fructosa, todo un alimento, vamos. De hecho, llevo un tiempo siguiendo la dieta del semen para recuperar la línea. Además, con él me blanqueo los dientes y voy como un reloj al baño”. Clara y sorprendente.

Mucha gente, como nuestra queridísima lectora, está convencida de que ingerir, consumir, tragar el semen engorda, o cuanto menos alimenta. Esto sí que es mito. Me creo que Josefina vaya perdiendo peso con es dieta tan original que también le estará costando lo suyo a su pareja, pues realmente el valor nutritivo del semen es muy pobre, casi inexistente. Las cantidades de esos componentes que comenta nuestra curiosa amiga son tan nimias que haría falta un consumo industrial de semen (litros y litros, para entendernos) para que pudiéramos otorgarle la propiedad de la que sí goza la leche de vaca. Así que de aportarte algo más que placer por su consumo, todo lo más sería alguna enfermedad de transmisión sexual del tipo VIH. Por lo tanto te recomiendo que vayas comiendo algo más, porque no sólo perderías peso ingiriendo únicamente semen con un poco de lechuga y un par de tomates, sino que además te desnutrirías pero que muy rapidito. Y en cuanto a las propiedades blanqueantes…

Publicado en La Opinión de Murcia el 03 de julio 2011