Placer en solitario

“¡Dios mío!, mi novio se masturba constantemente. ¿¡Acaso no tiene bastante con todo lo que le hago en nuestras largas sesiones de los sábados por la noche!?”. Éste es el grito desesperado de Conchi, extremeña afincada en Ojós, que teme que Luis la deje por sí mismo o “por alguna salvaje sexual con ninfomanía”. No te alteres, amiga mía, que la cosa no es pa tanto. Entre los millones de estudios científicos que existen, los hay a patadas sobre la masturbación. Por suerte para ti, todos ellos coinciden en que ésta no acaba donde comienza la pareja, sino que las manuelas vuelan a diestro y siniestro por ambas partes. Seguro que de cuando en cuando tus duchas son más largas y tus siestas en solitario a puerta cerrada, ¿a que sí?
Autocomplacerse no le va a quitar las ganas a tu novio de hacerte el amor las veces que haga falta. Seguramente lo que ocurre es que lo llevas tan loquito que le cuesta contenerse mucho rato, especialmente si concentráis los achuchones en una única noche a la semana. Mujer, no lo tengas tan a dieta y dale más postre, que no engorda.
En el caso de Irene su problema con el autoerotismo es otro: “Me da vergüenza masturbarme delante de mi novio... ¿qué puedo hacer?”. Seguramente Irene es una chica tímida, muy limpia y ordenada. Según esos estudios de los que hablaba, la vergüenza de Irene viene seguramente alentada por la falsa idea de que la masturbación es algo sucio, “una cochinada”. Además, tradicionalmente nosotras somos unas máquinas dispensadoras de placer (cuidamos de todos menos de nosotras), así que autodispensarlos cuesta aún a muchas féminas porque lo ven como un acto egoísta. La masturbación femenina no es sólo para adefesios y salidas patológicas, a ver si desterramos de una vez esta absurda asociación de ideas. Irene, corazón, comienza a disfrutar en solitario para luego darle una lección completa de movimientos y presiones a tu chico. Sé egoísta, mala y perversa, verás qué limpia te deja tu novio.

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