
El corte de rollo está asegurado cuando lo que sale por la boca (y me refiero a las palabras) no estimula ni de lejos, vamos, que volatiliza toda inspiración sexual. Veamos. Un lector lorquino comenta: “Todo empezó como un juego con pequeños insultos que a mí me excitaba bastante. Pero mi novia se fue poniendo cada vez más salvaje, y ahora no sólo me provoca gritándome ¡hijo de puta, fóllame!, sino que se pone súper cachonda metiéndose con mi madre. A mí ya no me pone y además me molesta. ¿Cómo se lo digo? Ella parece disfrutar muchísimo”. Pues chico, sólo hay una manera de explicárselo: con un par de cervezas bien frías, que hace mucho calor. Seguro que lo entiende.
Lo de Mari Mar tiene el mismo contenido (problemático, claro) con fácil solución: “Mi novio ha cogido la manía de que cada vez que le hago una felación y se va a correr me grita "¡Zas!, en toda la boca". ¡Ag!, me da mucho asco, tanto que ese antojo está provocando una grave crisis entre nosotros porque he dejado de hacerle felaciones. Él se defiende asegurando que no puede evitarlo”. Amiga mía, si antes de la manía te gustaba practicarle sexo oral, dile a tu novio que piense en voz baja (él no tiene por qué renunciar a esas aficiones) y todos a disfrutar.
Imagen: http://www.flickr.com/
Cartas: sexoalsol@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario