domingo, 30 de agosto de 2009

O callas o apoquinas

En cuestión de sexo, amigo Yayo alias ‘Achopijo’, a veces es mejor callar si no estás seguro de poder y saber hacer frente a tus propias palabras. Mira lo que le acaba de suceder a Rosanna: “Conocí a Puri en la oficina. Ella se incorporó hace tres años, y desde el primer día congeniamos como uña y mugre. Siempre me consideré abierta a la hora de hablar de sexo, al igual que Puri, así que nos contábamos algunas intimidades con nuestros respectivos maridos, estábamos al día en juegos y enseres eróticos, incluso organizamos alguna sesión de tapersex en nuestras casas. Tanto es así que un día, en una de aquellas conversaciones, yo le confesé a mi amiga un sueño erótico que me ponía a cien y que deseaba realizar antes de morirme: participar en una cama redonda. Nos reímos mucho, y no digo que no me ruborizara un par de veces.
El caso es que este verano, tras varias intentonas fallidas, nos fuimos con nuestros respectivos y sus tres hijos un par de semanas a una casa de campo por la zona de La Azohía. Tras cinco días de buena sintonía, una noche nos prepararon una cena espectacular, con marisco, un vino blanco espumoso delicioso… en fin, una pasada. Puri acostó a su hijo pequeño (lo otros dos estaban de fiesta) y al regresar al salón me pidió que fuera a su habitación. Me puso frente al espejo y desde atrás alabó mi pelo. Comenzó a acariciarlo al tiempo que en el cuarto entraban mi marido precedido por Román. ¡Querían que nos lo montáramos los cuatro! Qué descaro. La abofeteé y obligué a Esteban a subirse los pantalones, hacer la maleta y largarnos. ¿Cómo me ha podido hacer algo así?”. Rosanna, amiga mía, yo no veo otra cosa que un malentendido sin importancia. Siéntete halagada, pues ella sólo quería hacer tus sueños realidad, como tú le habías contado.

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