domingo, 30 de agosto de 2009

Trabajo y diversión

“Me excita pensar en un antiguo ligue mientras hago el amor con mi mujer, ¿le estoy siendo infiel? Verás, es que hace cosa de dos años mi esposa se enteró de que le había puesto los cuernos con una prostituta del barrio a la que le gusta darle a la lengua en su trabajo pero también cuando hace la compra. El caso es que se armó la de dios y aún no sé cómo seguimos casados. Nunca he vuelto a engañarla, ni quiero. Pero desde entonces, siempre que f... me acuerdo de lo que me hacía esa mujer y me pongo a mil. Pensé que la fantasía terminaría si le pedía a mi señora que me hiciera lo mismo, pero qué va, ahora me pongo más burro que antes. ¿Se lo tengo que contar? Es que me sabe mal”. Ya estamos con la sinceridad, que en el caso de Paco, por cierto, tampoco es que esté deseando aflorar, pues según cuentas llevas dos años disfrutando como nunca de tus relaciones sexuales matrimoniales. Pero por si fuera cierto que realmente te preocupa, yo te aconsejaría que en lugar de hundir a tu mujer en un recuerdo que seguro no tendrá ganas de poner de actualidad, le propongas jugar a putitas y puteros. Suele ser bastante efectivo, sobre todo si se acompaña con atuendos y papeles bien interpretados. Fingir que uno está comprando o vendiendo sexo es una de las fantasías en pareja más recurridas por los humanos. Lo prohibido siempre nos atrae, siempre que no nos dediquemos a ello profesionalmente, ¿o también? Vero nos saca de dudas: “Soy una trabajadora del sexo que disfruta con lo que hace. Empecé en la universidad, como muchas, con el fin de pagarme la carrera de Medicina que abandoné tras tres años y una buena cartera de clientes exclusivos. Es gracioso porque a mi novio y a mí lo que más nos pone es jugar con nuestros uniformes: yo con mis cueros y él con el delantal de trinchar los pollos”.

No hay comentarios: