jueves, 28 de julio de 2011

Homosexualidad, ese germen maligno

Como guionistas de una saga de aventuras catastróficas-apocalípticas, seguro que se nos ocurrirían un montón de situaciones bélicas, geológicas o submarinas capaces de poner al borde de la extinción al ser humano y el planeta en el que habita. Una epidemia mortal sería igualmente una opción al fin del mundo. Un ébola, una gripe A, el temido dengue hemorrágico o la propagación de la terrorífica fascitis necrosante. Esto es en lo que yo, o cualquier lector, hubiéramos pensado de planteársenos el reto. Pero Josué no es un lector cualquiera, como tampoco los argumentos que este chico grande aduce para vaticinar la desaparición del ser humano, y que son, cuanto menos, sorprendentes. La primera vez que escucho algo semejante en mi vida, de verdad, jamás se me hubiera ocurrido, y mira que yo de imaginación no ando coja.

Según nuestro prodigioso lector, la base de la perpetuación de una especie es su proliferación, en este caso la reproducción previa cópula. Correcto, aunque dicho así suena a documental del National Geographic, pero si añadimos que lo que esta criatura trata de decirnos es que el sexo entre dos personas del mismo género es la perdición de nuestra especie, se me antoja más recordar cualquiera de las partes de la saga ‘SAW’. Sostiene Josué que la homosexualidad que cada vez con mayor naturalidad es hoy aceptada por un gran grupo de sociedades no es si no “el germen maligno que va a terminar por extinguirnos”. ¡Este mito sí que es sobrenatural! Sobre todo si tenemos en cuenta que las relaciones sexuales (al tiempo sentimentales o no) se han practicado entre personas del mismo sexo desde que existe más de un género sexual. No me extenderé en la homosexualidad más que aceptada en el Imperio Romano y antes en Grecia, pues lo que este muchacho pretenden hacernos creer es que lo suyo no es homofobia. Querido Josué, por si no habías caído en ello, las relaciones sexuales con objetivo puramente placentero, lejos pues de la reproducción, se da también entre las parejas hetero. Si estuvieras en lo cierto, no sólo los homosexuales estarían poniendo en peligro nuestra existencia, sino que les acompañarían en su acción destructiva los puteros, los banderilleros y los que esperan a que se pase el arroz para buscar pareja.

Publicado en La Opinión de Murcia julio 8 2011

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