Las absurdas creencias sobre el sexo las perpetúan los desesperados que no saben afrontar sus problemas y quienes gustan de adaptar la realidad en su beneficio. Podríamos pensar que la televisión e Internet han abierto las puertas a la sabiduría, alejándonos de los falsos mitos. Todo lo contrario. Mientras exista un ser humano con imaginación éstos no faltarán. La pantalla es sólo otro medio de difusión. Sólo así podemos entender que una mujer hecha y derecha como Malena nos pregunte sobre las propiedades regenerativas del himen. Asegura en su correo que “una prima mía se casó hace poco con su novio de toda la vida, con el que no había tenido sexo en sus cinco años de noviazgo”. Ambos eran muy tradicionales entre ellos, pero no para con los demás, pues estos chicos querían que la otra parte de la pareja les tomara por virtuosísimos del aguante carnal hasta la noche de bodas. Pero de eso nada, ambos tuvieron sus historias ‘extra-parejiles’, pues no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista, y eso les pasó, que tanto se calentaban que no se les ocurrió otra cosa que apagar el fuego llamando una a los bomberos y el otro a la horchatera. Se acercaba la noche de bodas y la evidencia de que sólo él podría disimular su preestreno. Menos mal que la prima siempre tiene una amiga que todo lo sabe. “Según le había contado a mi prima su amiga Chelo, si dejaba su vagina tranquila durante cinco meses, la telita le volvería a crecer. Y le advirtió de que no debía hacer deporte, ni saltar, tampoco sentarse bruscamente y mantener las piernas cruzadas el máximo de tiempo al día”. Qué grande es la sabiduría popular. Nuestra lectora nos revela que la cosa no sólo no funcionó, sino que la pareja terminó como el rosario de la aurora después de descubrirse sus mutuas infidelidades. “¿Será que no estuvo el suficiente tiempo sin mantener relaciones, y por eso la telita no se le terminó de formar?”. Amiga mía, si abres un bote en conserva y lo vuelves a tapar, por mucho tiempo que lo tengas en la nevera jamás volverá a quedar al vacío, ¿me explico?
Publicado en La Opinión de Murcia el 05 de julio 2011
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