jueves, 28 de julio de 2011

No hay color… ¿o sí?

Manolo está agobiado por el mismo motivo por el que muchos hombres se despiertan en mitad de la noche con un grito ahogado: el tamaño de su pene. Se siente intimidado por la idea de que a su novia le parezca que tiene poca cosa entre las piernas. Ya estamos. Que lo cuente él mismo: “Marisa y yo llevamos cuatro meses juntos después de sufrir un verdadero flechazo en el interior de uno de los vagones del tranvía de Murcia. La deseo desde el instante en que le puse los ojos encima… pero soy incapaz de hacer realidad los sueños húmedos que tengo con ella por culpa de su ex. Resulta que en nuestra primera cita nos contamos nuestras vidas, donde no podían faltar los antecedentes de pareja. Yo le hablé de Conchi y de Paula, y le aseguré que ni juntándolas a ambas alcanzaban la mitad de su belleza”. Qué mono… “Ella a su vez me habló de Asad, un chico negro con el que había estado un año y medio, pero del que no se había enamorado realmente, ya que lo suyo era más bien sexo y divertimento”. Pobre, y seguro que te dio por pensar en que tu ‘rival’ tenía ganada la batalla de antemano gracias al tamaño de su pene. “Ella no hace más que invitarme a subir a su casa, pero no acepto porque sé que la voy a decepcionar, pues la tengo normalita tirando a pequeña”.

Este es un mito pero que muy manido, antiguo y, sin embargo, para nada erradicado. Lo primero, querido Manolo, a las mujeres se nos olvidan los tamaños cuando la herramienta es virtuosamente usada. El placer, en este caso, no es proporcional al volumen. Cierto es que los hombres de color tienen, por lo general, un pene de mayor tamaño que los varones de otras razas, al igual que sus congéneras suelen tener vaginas más elásticas y profundas. ¿Esto significa mayor vigor de los morenos? Nada más lejos de la realidad. Si preguntas a un sexólogo, te dirá que a mayor tamaño de pene, mayor es la cantidad de sangre necesaria para procurarse una erección, lo cual no es ninguna ventaja. Si quieres preocuparte por algo, que no sea por la dimensión sino por la falta de destreza en las artes amatorias.

Publicado en La Opinión de Murcia 11 julio 2011

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