¿Quién no es consciente hoy en día de que los fluidos corporales son capaces de transmitir muchas cosas más allá de emociones y sensaciones? Desde que se desmintió aquello de que el SIDA se traslada de un huésped a otro por el mero hecho de ser homosexual, y por tanto por gustar de entrar a fallecer de placer por la puerta de atrás, nos hemos vuelto pero que muy cautos, en ocasiones hasta rozar lo risible.
¿Hay exceso a la hora de protegerse? Pues sí. Lo hay cuando el miedo a ponernos malitos nos hace pensar cosas tan absurdas, con perdón, como las que plantea Irene en su correo: “Hace seis meses le detectaron a mi chico un tumor en uno de sus testículos, por lo que tuvieron que extirpárselo y someterlo a un duro tratamiento del que hoy ya está recuperado”. Genial. “El caso es que desde entonces he sido incapaz de practicarle sexo oral, pues me da miedo que me termine provocando un cáncer de garganta o algo así”.
Si me estuvieras hablando de un herpes genital, querida Irene, pues no te digo que no dejes de emular a Garganta Profunda, porque se te puede llenar boca de dolorosas yagas. Pero lo que planteas es bastante torpe. Es cierto que queda mucho por saber sobre el cáncer pero, ¿cuándo y dónde has escuchado que ‘se pega’? Es como los que confunden el vitíligo con cáncer de piel y dejan de besar a un familiar porque creen que esas manchas blancas de la piel carente de pigmento (consecuencia de ausencia de melanina, nuestro colorante particular) le van a saltar a la cara.
Todo esto es pura ignorancia. El cáncer no se pega, así que es aún más incierto que el sexo oral puede producir cáncer de boca. Sí lo puede originar el tabaco, una lesión del tejido bucal o la temida metástasis, pero no un pene.
Para que te vayas convenciendo, y porque nadie se cura de los mitos si no quiere, te recomiendo que le practiques sexo oral a tu chico previa puesta de un condón en su miembro viril. Además, el chico se merece que le des hasta el gollete a lo Berlusconi: seis días a la semana de dale-que-te-pego-mari-al-bombo y el domingo de descanso. Así de parmesano está el cavalieri.
Publicado en La Opinión de Murcia 12 julio 2011
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