¿A los hombres les sientan los años mucho mejor que a las mujeres, especialmente en cuestión de sexo? Pamplinas. A ellos el paso del tiempo les embiste con la misma o mayor fuerza que a las hembras humanas. De ahí que la mal temida menopausia tenga su yang en la desconocida ‘pitopausia’, científicamente harta conocida por andropausia.
Por mucho que traten de disimularlo, tras los cuarenta comienzan a perder testosterona por todos lados, y con ello se desvaloriza su apetito sexual, entre otras muchas y negativas consecuencias. Muchos reaccionan como José Manuel: “La culpa es de mi mujer, que me cocina con demasiada sal o poca pimienta, pues desde hace un tiempo mis amaneceres no son tan verticales. Sé que no soy yo porque no he cambiado mi rutina en absoluto: cervezas después del curro, fines de semana moteros, viernes noche porno y cama. Algo me está haciendo ésta, porque ni con los culos prietos de las veinteañeras se me iza la bandera con la misma rapidez y brío. Además, me duele todo el cuerpo y los sudores me atacan cuando menos me lo espero. ¿Me estará envenenando?”.
Otros, como Fermín, más que culpar se culpan, temiendo y mucho por la pérdida de su capacidad para atraer la atención de las muchachas. Como su pene no le responde como antes, ha pensado que un coche deportivo y unas gafas de sol nuevas encubrirán esa odiosa flaccidez que no repele ni con las jóvenes copilotos.
Chicos, no sufrís dolorosos sangrados cada mes de vuestra vida desde los catorce, ni se os desplazan las vísceras con el embarazo que nunca os tocará cargar, tampoco pérdidas de orina tras expulsar una criatura con una cabeza de unos treinta y dos centímetros de diámetro. No vivís una tormenta hormonal por culpa de la menopausia. Pero esto no se traduce en la idea de una mayor perfección genética y menos se corresponde con la realidad, pues los hombres, entre los cuarenta y cinco y los cincuenta, inician una pérdida progresiva e imparable de testosterona, que desemboca en disminución de libido, sudoraciones, achaques musculares, debilitamiento de los huesos… El primer paso es reconocerlo, el segundo y más importante acudir al especialista, el único que podrá atenuar la natural decadencia del paso del tiempo.
Publicado en La Opinión de Murcia 29 julio 2011
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