jueves, 28 de julio de 2011

(Sin)cronizados

Hemos comentado en más de una ocasión el daño que las películas hollywoodienses originan en la vida sexual de un alto porcentaje de la población mundial. ¿En qué escena de cama con final orgásmico no se corren al tiempo los dos personajes protagonistas del maravilloso acontecimiento? No recuerdo ni una sola. Con el manido argumento de que la realidad supera siempre a la ficción, a Rafa el cielo se le antoja cada día más cercano “porque se me va a caer encima de un momento a otro”. Nuestro angustiado lector ha caído en el juego del ‘telemaniaquismo’, y se frustra porque no es capaz de disfrutar de la carrera en su obsesión por correr.

Qué gran mito destroza autoestimas. “Lo he intentado de todas las maneras, posturas, horas diurnas y nocturnas y nada, soy incapaz de tener un orgasmo al mismo tiempo que mi novia. Me da palo confesárselo a mi mejor amigo, pues su frase favorita es: joer tío, anoche me volví a correr al tiempo que Maribí chillaba como una posesa”. “Me he metido a un montón de foros en internet y casi todos los tíos que cuentan su vida sexual aseguran que cada vez que lo hacen con sus mujeres tienen orgasmos simultáneos”. Amigo Rafael, la gente miente más que habla. Te pregunto lo mismo que me exponía mi madre cuando yo era una renacuaja: “¿te vas a tirar al barranco sólo porque los demás lo hacen y aseguran a San Pedro que mola?”.

Cómo sois los tíos, de verdad. Yo no leo en la confidencia de tu amigo nada de orgasmos simultáneos, en todo caso que ambos se lo pasan de miedo. Llegar al clímax al mismo tiempo que el otro es algo no muy común, siempre que no se trate de una sincronización manual. Lo normal es que uno llegue antes que el otro, y como se suele decir en las cosas del comer: el que acaba primero ayuda a su compañero. Si tú culminas antes, no te quedes ahí parado y jadeando, que las cosas que se empiezan han de ser acabadas. Si es tu pareja la primera en gritar ‘ahí viene, ahí viene’, invítala a que te ayude a bramar a ti también. Nada más simple, nada más excitante.

Publicado en La Opinión de Murcia 16 julio 2011

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