jueves, 18 de agosto de 2011

Desarrolla tu PC

Sé que es difícil de creer, pero el primer PC que existió en la Tierra no fue inventado por el hombre, sino que el propio ser humano lo lleva de serie desde el inicio de los tiempos. Es normal que el lector, inmerso en el mundo de las tecnologías, no entienda nada. PC es como se conoce al músculo más sexual que tenemos, el pubo-coccígeo. Cuando se lo contaron a Ramona, ésta casi se cae de la silla desde la que observaba todo el tinglao que la del taper-sex había montado en casa de su amiga Manoli. “Hay que cargar bien el músculo para disfrutar de los orgasmos más intensos que se puedan ustedes imaginar”, les instruía la vendedora. “Claro, yo ya tengo nietos y lo primero que me vino a la cabeza lo solté sin pensarlo mucho: ¿y dónde se supone que tenemos la entrada del ‘uesebé’ para cargarlo? ¡Qué vergüenza! A todas se les salió alguna gotilla de la risa que les entró, momento en el que la muchacha del tuper aprovechó para enseñarnos los ejercicios para fortalecer este PC, que lo mismo vale para pasárselo bien con el marido que para evitar la incontinencia”.

Ramona lo entendió a la perfección, y le faltó tiempo para marcharse a su casa a ejercitar su pubo-coccígeo, que rodea toda la vagina. Dale que te pego, ahí, simulando que evitaba una fuga para fortalecerlo más y más. Sudando acabó la pobre. Tras dos días, cogió a su marido por banda y se lo llevó a la cama para darle una sorpresa. Nada, ella que pensaba que iba a romper los cristales de la lámpara de araña con sus gritos y resulta que poco fue lo que sintió, “casi ni me enteré”.

No te preocupes Ramona, y sigue ejercitándote, pues como todo músculo, si hace tiempo que no le das vida es normal que el pobre esté en muy baja forma. Trabájatelo, sola y con ayuda de tu marido, quien, por cierto, también posee este músculo en la cavidad pélvica, lo notará detrás de los testículos. El ejercicio es el mismo, simular que se tienen ganas de orinar en una larguísima cola hacia el baño de un restaurante de postín. Todos los días tres sesiones de veinte, y en unos meses romperéis esas lágrimas de cristal.


Publicado en La Opinión de Murcia el 17 de agosto 2011

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